Existe una cualidad requerida por los alumnos de hostelería que, aunque bien conocida, es difícil definir en una sola palabra. Concierne a la conducta, al trato social, cualidades inherentes y elementos de la personalidad, si bien ninguno de estos términos parece adecuado para describirlo.
Podríamos hablar de un conjunto de cualidades que además son difíciles de adquirir si no se nace con ellas, lo cual no quiere decir que tras un adecuado periodo de formación puedan llegar a perfilarse las actitudes necesarias para el desempeño de sus funciones. Las aptitudes son en parte inherentes y en parte condicionadas por la experiencia y la formación, mientras que no es posible eliminarlas o infundirlas, si es posible desarrollarlas o reorientarlas.
Un joven que se plantea estudiar hostelería o turismo en cualquiera de sus especialidades debe de ser muy consciente de cuales serán sus cometidos el día que se integre en el mercado de trabajo. La principal diferencia del trabajo en este sector con los demás es que se trata de una industria interpersonal o industria de personas, luego existe una cualidad accesoria en la ejecución del trabajo que no es tan absolutamente necesaria en, por ejemplo, ingeniería.
Un requisito estrictamente necesario para cualquiera de los innumerables puestos de trabajo que engloban esta industria podría llamarse “capacidad de sacrificio”, subrayando el “entre comillas”, pues tal sacrificio se encuentra normalmente compensado con otros muchos factores. Con sacrificio nos referimos a los grandes esfuerzos físicos y mentales que las circunstancias nos van a exigir casi a diario. El alumno ha de tener en cuenta que trabajará cuando el resto del mundo esté disfrutando, trabajará por la noche, los fines de semana y en los periodos habituales de vacaciones, y será entonces cuando más atareado esté. También habrá días de terribles dolores de cabeza, de cansancio acumulado o de problemas personales de cualquier índole en que tendrá que esbozar la mejor de sus sonrisas de una forma natural y sin que nadie lo note. Tendrá que realizar horas extras de manera imprevista y cambiar sus días libres de un día para otro. Deberá tener presente que sus relaciones personales se pueden ver perjudicadas por la incompatibilidad de horarios en el tiempo de ocio, éstas y otras muchas circunstancias serán el día a día de su trabajo, pero como hemos dicho anteriormente, todo el esfuerzo se verá compensado con el agradecimiento y la satisfacción del cliente.
Pero es obvio que para esto hay que servir, el agradecimiento y la satisfacción de un cliente no compensa a todo el mundo, es necesaria cierta sensibilidad hacia las personas, cierta actitud innata de agradar. Podríamos resumir esta sensibilidad en algunos aspectos del carácter como, educación, discreción, amabilidad, serenidad, sentido del humor, atención, entre otras muchas. Cualquiera podría alegar que este es el perfil de alguien perfecto, y sí, es cierto, y si no se es hay que parecerlo.
Los títulos y las calificaciones son siempre importantes para encontrar un trabajo, pero quien nos vaya a emplear dará tanta o más importancia a nuestra personalidad y actitud ante el trabajo.
No es mala idea, una vez hemos decidido formarnos para introducirnos en el sector, preguntar a nuestros familiares y amigos su opinión, a fin de cuentas al igual que nuestros clientes la impresión de la gente que nos rodea es la que cuenta para saber si realmente “servimos para servir”.No existe intención alguna de desanimar, sino todo lo contrario, pretendemos que el alumno sea consciente de la realidad del sector antes de decidir que es lo que desea hacer, y que una vez llegue la hora de enfrentarse al mercado laboral no haya lugar para el desengaño.
Podríamos hablar de un conjunto de cualidades que además son difíciles de adquirir si no se nace con ellas, lo cual no quiere decir que tras un adecuado periodo de formación puedan llegar a perfilarse las actitudes necesarias para el desempeño de sus funciones. Las aptitudes son en parte inherentes y en parte condicionadas por la experiencia y la formación, mientras que no es posible eliminarlas o infundirlas, si es posible desarrollarlas o reorientarlas.
Un joven que se plantea estudiar hostelería o turismo en cualquiera de sus especialidades debe de ser muy consciente de cuales serán sus cometidos el día que se integre en el mercado de trabajo. La principal diferencia del trabajo en este sector con los demás es que se trata de una industria interpersonal o industria de personas, luego existe una cualidad accesoria en la ejecución del trabajo que no es tan absolutamente necesaria en, por ejemplo, ingeniería.
Un requisito estrictamente necesario para cualquiera de los innumerables puestos de trabajo que engloban esta industria podría llamarse “capacidad de sacrificio”, subrayando el “entre comillas”, pues tal sacrificio se encuentra normalmente compensado con otros muchos factores. Con sacrificio nos referimos a los grandes esfuerzos físicos y mentales que las circunstancias nos van a exigir casi a diario. El alumno ha de tener en cuenta que trabajará cuando el resto del mundo esté disfrutando, trabajará por la noche, los fines de semana y en los periodos habituales de vacaciones, y será entonces cuando más atareado esté. También habrá días de terribles dolores de cabeza, de cansancio acumulado o de problemas personales de cualquier índole en que tendrá que esbozar la mejor de sus sonrisas de una forma natural y sin que nadie lo note. Tendrá que realizar horas extras de manera imprevista y cambiar sus días libres de un día para otro. Deberá tener presente que sus relaciones personales se pueden ver perjudicadas por la incompatibilidad de horarios en el tiempo de ocio, éstas y otras muchas circunstancias serán el día a día de su trabajo, pero como hemos dicho anteriormente, todo el esfuerzo se verá compensado con el agradecimiento y la satisfacción del cliente.
Pero es obvio que para esto hay que servir, el agradecimiento y la satisfacción de un cliente no compensa a todo el mundo, es necesaria cierta sensibilidad hacia las personas, cierta actitud innata de agradar. Podríamos resumir esta sensibilidad en algunos aspectos del carácter como, educación, discreción, amabilidad, serenidad, sentido del humor, atención, entre otras muchas. Cualquiera podría alegar que este es el perfil de alguien perfecto, y sí, es cierto, y si no se es hay que parecerlo.
Los títulos y las calificaciones son siempre importantes para encontrar un trabajo, pero quien nos vaya a emplear dará tanta o más importancia a nuestra personalidad y actitud ante el trabajo.
No es mala idea, una vez hemos decidido formarnos para introducirnos en el sector, preguntar a nuestros familiares y amigos su opinión, a fin de cuentas al igual que nuestros clientes la impresión de la gente que nos rodea es la que cuenta para saber si realmente “servimos para servir”.No existe intención alguna de desanimar, sino todo lo contrario, pretendemos que el alumno sea consciente de la realidad del sector antes de decidir que es lo que desea hacer, y que una vez llegue la hora de enfrentarse al mercado laboral no haya lugar para el desengaño.
Extraído de un artículo publicado en prensa.